sábado, 27 de diciembre de 2008

jueves, 18 de diciembre de 2008

Sexografías en Ksa Tomada

Conquistadores 1238, San Isidro

Sábado 20 de Diciembre a las 7:30 pm

Conversación con Renato Cisneros


Los esperamos!

viernes, 12 de diciembre de 2008

Pasión Furiosa






En el Ep3 de El País he publicado hoy un gonzo peludo. Yo soy la perra.



(son fotos exclusivas del momento furry)

martes, 9 de diciembre de 2008

Portada y presentación de Sexografías en Lima

Editorial Planeta y la autora le invitan a la presentación del libro "Sexografías".

Día: domingo 14 de diciembre Hora: a las 7:00 p.m


Lugar: Feria Ricardo Palma. Auditorio Chabuca Granda


Los comentarios estarán a cargo de Morella Petrozzi y Beto Ortiz.




El ingreso es libre.

Adelanto exclusivo en la revista Somos





Ya estoy en Lima, aunque no físicamente, todavía. Falta poco.
La revista sabatina Somos del diario El Comercio reproduce un fragmento del libro.
Estupendo, solo faltó poner que la edición peruana es de Planeta.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Booktrailer Sexografías




Realización: Micaela Ameri

viernes, 7 de noviembre de 2008

Nueva serie en El País


Hola, he estado un poco ausente de los flashes en las últimas semanas y un poco muda, la verdad. Supongo que recargando energías para mi próxima visita a Lima limón. Si no se cae el avión llego el 14 de diciembre con toda mi prole. Esa misma tarde presento mi peruana versión de Sexografías (Planeta) en la Feria del Libro de Miraflores, pero estoy planeando también hacer una fiesta ex-céntrica porque a mí lo que me gusta es la doble celebración. Ya les avisaré.

Novedades: He empezado a publicar unas croniquillas gonzo en el EP3, el suplemento de los viernes de El País. Me estrené hoy con una sobre mi experiencia como webcamer en un portal español de porno amateur. Me he divertido como una enana haciendo poses absurdas en solitario sobre mi colchón. Un día de éstos subiré alguna imagen que capturé esa noche. No dejen de seguir la serie y ya me cuentan qué tal.


besos

Gabriela

jueves, 16 de octubre de 2008

miércoles, 15 de octubre de 2008

etiquetanegra.com.pe


Mi amada alma mater ya tiene una web en condiciones, no, una web estupenda, con todas las huevadas de una web moderniqui y fashion: con sus blogs (dos de ellos de magníficos escritores y amigos como Juan Pablo Meneses y Daniel Alarcón), bonus tracks con unos divertidos "detrás de la historia de...", fotos, vídeos, votaciones, comentarios y demás interactividades, un site autónomo y lleno de vidilla. Estoy súper féliz con la noticia. Por fin los que estamos fuera podremos leer parte de los contenidos de la edición impresa y textos especialmente escritos para la web. Para los que no la conocen es la mejor revista que se hace en Latinoamérica, la más cronística, la más guapa, la más pedante. Y hay más novedades, se nos va Daniel Titinger, la gran esperanza blanca de la negra etiqueta, pero llega como un huracán, un nuevo editor, que hará las veces de pinche de lujo de nuestro querido y ahora flamante editor general Marco Avilés. Se trata del nada distraído escritor Jeremías Gamboa, un divo y hermano delirante, así que tranquis, seguimos teniendo el poder. Saluti.

Más vale pequeño...

La gran Soho me pidió ir en contra de mi religión, ir en contra de todos mis principios básicos, de mis más férreas creencias, en suma defender lo indefendible: un pene pequeño. Lo hice, qué más da, y al hacerlo me di cuenta de que además de estrecha soy flexible:
"El preferir un pene pequeño no deja de ser una cuestión política: para alguien que, como yo, se ha criado en un hogar de izquierdas lo más natural es alinearse con el proletariado del sexo y no con la aristocracia del falo. Un dato: los propietarios de penes pequeños, por lo menos los que yo he conocido, alguna vez han sufrido, como las mujeres, la envidia del pene, y es hasta encantador compartir ese sentimiento y casi natural excitarnos juntos al hablar de otros penes en la cama... (Continúa AQUÍ)

martes, 14 de octubre de 2008

He escrito...


...un poema muy sucio en mi blog de Club Cultura que tenía muy abandonado. Nunca he podido hacer poemas alegres, este no es alegre, tampoco es triste, es sucio, guarro. Y como muchos poemas, no habla de nada, ni siquiera de callar, es un poema que calla. Lo escribí durante una mesa de debate sobre el postporno. Pensándolo bien creo que sí es triste. Me callo? Ok, me callo.

lunes, 6 de octubre de 2008

Diario Crítica (Argentina)

Y ésta es otra manera de verlo
La autora es una de mis cronistas favoritas, Josefina Licitra, ganadora del primer Premio de la Fundación de Nuevo Periodismo de García Márquez por su texto Pollita en Fuga, publicado en la revista Rolling Stone. También pueden leerla aquí renegando de los hombres que van de putas (menos mal que de las mujeres no piensa lo mismo) y aquí hablando de su cara. The best.
(Fe de erratas: la columna en El País fue sólo por el verano pero igual quedé regia con el error, ¿no?)

"El libro de moda esta temporada" en Soitu.com


Esa frase vale más que una crítica positiva.



jueves, 2 de octubre de 2008

Robert, Trebor, El Dorado, zumo de naranja

Robert Juan Cantavella se traviste del reportero punk Trebor Escargot en la novela El Dorado (Mondadori), un experimento narcótico con la verdad -desde la coartada del periodismo gonzo a lo Hunter Thompson bautizado como punkjournalism- por las cimas más altas y borrascosas del horterismo (huachafería) español, desde el paraíso vacacional Marina Do'r hasta la visita del Papa a Valencia. Robert, mi ex jefe de Lateral (¿se puede haber tenido un jefe más guapo y talentoso?) protagoniza este divertido reportaje en un programa del canal catalán TV3 donde hace inventario de su instrumental periodístico: un boli Vic, diamantes azules, mitsubishis blancos, coca y un cuaderno de notas. No se pierdan su interpretación de "Nadie me quita mis vacaciones en Castellón" de Luis Aguilé. En tanto, yo espero volver a verlo pronto para bebernos una sobredosis de zumo de naranja.

Qué leer


miércoles, 24 de septiembre de 2008

Crónicas argentinas: Terapias de pareja

El libro ha llegado a Buenos Aires y para celebrarlo el cronista Juan Pablo Meneses da la primicia con una entrevista en su blog del diario Clarín. No sé cómo pero logra meterme en su serie sobre el psicoanálisis, así que ahí estoy, dando recomendaciones a las parejas en crisis. El debate se centra en si la chica de la foto se está insinuando o no. Respuesta: no exactamente.

Performance con P de perdedor

El artista, performer, periodista buzo, infiltrado y escritor Lluis Alabern ha perpetrado la más original y exagerada interpretación que nadie haya hecho jamás y nadie nunca hará de mi libro.

En su nuevo blog, Performance con P de perdedor, cuenta cómo me pidió el día de la presentación en La Central del Raval que le firmara su ejemplar de Watchmen, uno igual al que yo había leído cierta vez por recomendación de Vic Morrow, un sujeto que vive fantaseando con superhéroes. No le dije a Lluis cuánto significaba ese libro para mí porque me pareció que sin entrar en detalles era como hablar bien del Quijote, tampoco le pregunté por qué coño quería que se lo firmara. Antes que pensar que se trataba de una extravagancia de artista, lo vi como un símbolo equidistante al que no quise buscarle el significado. Por la cara que tenía el performer parecía querer decirme algo importante. Creo que hablamos de algunas cosas esa noche pero no me enteré de que estaba en una misión secreta hasta que lo confesó en Internet:
"Quería contarle a Gabriela sobre las analogías que encontraba entre el cómic y Sexografías. Me apetecía que me firmara Watchmen y así mostrarle que había entendido su libro, que yo sabía mejor que nadie que Sexografías no es un libro de sexo, sino la crónica del derrumbamiento de un puñado de superhéroes."

Me ha alucinado que descubra cuánto me gustan los perdedores o, como solía decir Vic, los superhéroes con descanso médico.

En su análisis comparado también dice:

" La galería de superhéroes desenmascarados: El Capitán Badani y sus seis esposas (el pundonor me impide explicar el final del Capitán Badani, no narrado en el libro, pero que Gabriela nos cuenta tras unas copas a Jordi Carrión y a mi. Ni Alan Moore hubiera sido capaz de redactar tan prosaico final para el último episodio del polígamo Capitán). Gabriela en la cárcel buscando a Calambrito, buscando la piel tatuada, el disfraz simbólico. Luego los mutantes Melvin la Dársena, Amelia Silueta, Vanesa de Seda en el Paris Metrópolis. Viajes enteógenos en los que el hombre deviene animal para estrellarse contra los chamanes malos. Y Nacho Vidal, el superpollón, el mayor de los ángeles caídos, al que Gabriela le encuentra la Kriptonita. Y los “freaks, punks, butches, femmes, macho sluts, chicos en faldas, chicas en trajes, travestis, locas, maricas, bolleras, trasgéneras, polisexuales, andróginas, camioneras, transexuales (…)”, enmallados, voladores, enmascarados, ataviados, disimulados, ocultos, oscuros, atormentados, …en sus vehículos tuneados, en el bat-coche, en la endogamia de encontrarse siempre los mismos en el mismo sitio, en todas partes. Y los puercos, y los swingers, y los pezones múltiples, y las alteraciones genéticas, y de nuevo las putas caídas, y las sirenitas, y la propia autora deviniendo superheroína madre. Pero Gabriela nos salva del cataclismo."

Y hay mucho pero mucho más pero ya me da pudor hasta citarlo.

Será porque tenemos un padre comunista?

Fue una de las frases que Hernán Migoya lanzó en la presentación de mi libro. Aunque algunos pensaron que en realidad me estaba insultando con su disertación sobre las mujeres que escriben de sexo, a mí me parece que hasta me dijo te quiero. Veo que en su blog ya adelantaba el asunto.



En la foto, Migoya travestido de pin up golpeada, mucho mejor que de hombre.


martes, 23 de septiembre de 2008

Ruta 66


O cómo hacerte amar por los popis y odiar por los rockeros legendarios.




martes, 16 de septiembre de 2008

sábado, 13 de septiembre de 2008

Por fin en una revista porno

Devora-Ran es una nueva revista porno editada en España dirigida a un público mixto, pero no esperes encontrar mamadas, penetraciones y pollas, bueno, vale, sí que hay todas estas cosas, pero están hechas con el mejor gusto del mundo. En este mozaico incomprable he encontrado hoy a mi libro. Para leer el comentario pincha aquí. Pero hay mucho más: fotografía, pintura, performances, críticas, reportajes sexis, un escaparate del morbo actual imperdible.


Comentario en el Diario Público

viernes, 12 de septiembre de 2008

Presentación de Sexografías en Barcelona: Martes 16 de septiembre

Melusina tiene el placer de invitarle a la presentación del libro:

SEXOGRAFÍAS
de Gabriela Wiener

La presentación correrá a cargo de

Gabriela Wiener, autora
Hernán Migoya, escritor
David Barba, periodista cultural
Ana S. Pareja, editora de Melusina


y tendrá lugar en la librería La Central del Raval (C/ Elisabets, 6)
el próximo martes 16 de septiembre a las 19:30h

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Mis rincones oscuros

Más vale leer tarde que nunca este libro de James Ellroy. La obsesión, la obsesión, la obsesión. Una obsesión es un buen disparador literario. A la madre de Ellroy la asesinaron cuando él tenía once años. A la pelirroja la encontraron tirada entre la maleza, la habían estrangulado con su propia media. Él no la quería, de ella sólo suscribía lo que solía decir su padre, que era una alcohólica y una golfa.
Esta es la autobiografía de una vocación y de una culpa. Durante toda su vida Ellroy no ha hecho otra cosa que escribir obsesivamente novelas negrísimas en las que aparecen mujeres descuartizadas, madres suicidas, dalias negras.
En "Mis rincones oscuros" , Ellroy busca como un detective que nunca ha dejado de ser ese niño de once años, al asesino de su madre, pero sobre todo busca la explicación a su propio desamor.
La dedicatoria ya adelanta algo del dolor de este libro:
"Una vulgar noche de sábado acabó contigo. Moriste de manera estúpida y violenta, y no tuviste los medios para defender tu vida. Tu huida a la seguridad fue un breve respiro. Me llevaste a tu escondite como un amuleto de la buena suerte. Te fallé como talismán; por eso, ahora me presento como tu testigo. Tu muerte define mi vida. Quiero encontrar el amor que nunca tuvimos y explicarlo en tu nombre. Quiero hacer públicos tus secretos. Quiero borrar la distancia que nos separa. Quiero darte aliento".




jueves, 4 de septiembre de 2008

Ofertón 2 x 1 (o el precio de la fama)

Mi libro se subasta en ebay a 1.99 euros y no solo, sino junto a una novela titulada "Detrás de los tilos" de un señor llamado Miguel Herráez. Este hallazgo se presta a toda clase de conjeturas. De hecho, lo fácil sería hacer alguna broma patética sobre mí misma que provocara una sonrisa condecendiente en el rostro del lector enternecido. Por eso no lo haré, para no sucumbir a la tentación del fracaso, como decía Ribeyro, deliciosa tentación, por cierto. Los gastos de envío son sólo 8 euros y aún así tiene cero pujas. Puja ahora.

sábado, 30 de agosto de 2008

Sexo posolímpico

Existen tópicos sobre el sexo olímpico: 10.000 vigorosos jóvenes de todos los colores y sabores conviviendo durante semanas, la implacable disciplina que se distiende una vez que se termina su participación, la tensión, la adrenalina, los bañadores Speedo, las garrochas. Y desde luego el dulce y lisérgico sabor de la victoria. Ya lo dice el ex competidor de pimpón, hoy cronista deportivo de The Times y libidinoso conocido, Matthew Syed: "Una medalla de oro no es sólo el camino a la fama y fortuna sino un boleto seguro a la cama". Los más deseados, los nadadores americanos; las más deseadas, las brasileñas del voley playa.
¿Llegará el sexo a convertirse en deporte olímpico algún día? Más allá de algunas jocosas "propuestas" publicitarias que circulan en la Red -y de las que me permito recomendar la prueba oficial de sexo oral (gana la pareja china, otra vez)-, como se sabe la organización de los recientes juegos ha tenido el gesto de regalar a los atletas más de 100.000 condones. Me pregunto si el COI estará planeando hacer oficial una de las disciplinas más practicadas en la historia de los juegos. En serio, alguien debería premiar la flexibilidad, resistencia y entrega que requiere cada gesta amatoria. Debo confesar que a mí, sin embargo, lo que más me entusiasmaría de semejante logro sería la posibilidad de ver los clásicos resúmenes televisivos. ¿Se imaginan los rostros de los atletas en cámara lentísima durante los momentos de mayor esfuerzo, las gotitas de sudor (o lo que sea) flotando en el aire, las celebraciones, las culminaciones ovacionadas por un público entregado y agitando banderitas, todo envuelto en música tipo Carros de fuego o El descubrimiento de América? Sólo una cosa: antes de dar el salto sería justo preguntarse también si cabe en la cama el encomiable y aséptico espíritu olímpico cuando los únicos anillos que nos unen son los vibradores.
Tras las maratonianas retransmisiones y acabados los fastos, el y la televidente se ven enfrentados nuevamente a la ardorosa labor de mantener viva la llama del deseo mientras se repasan las lecciones aprendidas y se preguntan si es mejor un carrerón de fondo o una buena corrida en 100 metros planos, pulverización de récord incluida; si el buen sexo es siempre una competencia de relevos o más bien una disciplina individual como el tiro de precisión; o si la resistencia tiene poco que decir ante un perfecto ejercicio de nado sincronizado, aunque con el marcador siempre a tu favor. En fin, es tiempo de reflexión. Pasada la resaca de los juegos, usados los condones chinos y envainadas las jabalinas, los competidores han vuelto a casa. Ese lugar donde uno se juega el oro en cada polvo.
Gabriela Wiener es autora del libro Sexografías (Melusina, 2008).

Sexo, sudor y lágrimas

El País.
Una de las parafilias más inquietantes que he descubierto este verano es la llamada sudorofilia, esto es, la debilidad por el sudor. Las gotitas, manantiales y charcos que desprenden nuestros cuerpos y los hacen resbalar unos contra otros son una más de esas bizarras fuentes de placer sexual, como los orines o la ropa sucia.
El universo de los sudorofílicos es muy grande. Desde el rocío del bozo hasta las camisetas mojadas. Y el adicto a la transpiración espera con una sonrisa en los labios la llegada del verano para ver de cerca cómo trabajan nuestras glándulas sudoríparas. Como el protagonista de El perfume con los olores, el sudorofílico roba sudores: se introduce en el metro a hora punta, se apunta a gimnasios y saunas, acude subrepticiamente a megadiscotecas para empaparse de secreciones de preferencia salinas, que caen como lágrimas de la cabeza a los pies de sus "víctimas". Al saludar a alguien va directo al cuello, cuando puede acaricia las espaldas hidratadas y no hay nada más morboso para él que irse con el rostro bañado de transpiración ajena. Lo verás pegado a tus sobacos, masturbándose con tu ropa del gym y rogándote que no te bañes para conservarte guarri para él. Hacer el amor con un sudorofílico es aceptarte como el canal por el que discurren los ríos del goce.
Últimamente he pensado que yo podría ser una sudorofílica más. No es tan raro, el año pasado un grupo de investigadores de la Universidad de Berkeley reveló que lo que más despierta el deseo erótico en una mujer es el sudor, por encima de la mirada o el culo de un hombre. Al parecer, el truco es una feromona llamada androstenediona que suele ser usada en la fabricación de perfumes y que es la causa del sobado "olor a hombre". Pero qué hay del sudor de las mujeres. Mi propio sudor, por ejemplo, tiene un aroma que, aunque no es propiamente afrodisíaco, siempre he encontrado perturbador. El perfume que exuda mi frondosa caballera suelta y humedecida por el calor huele a miga de pan horneado.
Y en medio de estas serosidades, leo ahora que la ex Miss Gran Bretaña -y participante del Gran Hermano inglés-, a la que le quitaron el título por posar desnuda para Playboy, odiaba verse fotografiada con un mapa de humedad bajo cada axila cada vez que saludaba monárquicamente con la mano. Por eso, previo pago de algunos miles de euros, decidió operarse para evitar la sudoración. ¿Y si se impusiera un movimiento antisudoral de orden planetario que nos dejara secos? Para el sudorofílico sería el Apocalipsis. Para mí, que estoy enamorada de un hombre que sufre hiperhidrodis -una afección que hace que le suden espontánea y excesivamente las manos- no hay nada como unos vaporosos y tibios dedos recorriéndome.

Calle 20: En la cama (no sólo) con Gabriela Wiener

La revista cultural del diario 20 minutos ha publicado una reseña de Sexografías, escrita por Elena Medel, una preciosidad de poeta y sujeta que conocí el otro día en Madrid. Quiero volver a verla. Gracias, Elena, pero cuándo intercambiamos bikinis. La de la ilustración asumo peregrinamente que soy yo, aunque si amplías la foto notarás que el ilustrador no me ha visto nunca las tetas.
Copio la reseña:
"Sexo a mansalava, verdades gonzo y encuentros feministas con Nacho Vidal.

Imagina que Ryszard Kapuscinski, en Un día más con vida, nos mostrase la Angola post-colonial desde el trampolín de sus experiencias sexuales, analizando la repercusión política y social de una noche con una lugareña, como si de aquellos polvos descendieran estos lodos.
Imagina que la Doctora Ochoa no se supiera predestinada al puesto de consorte de un arquitecto estrella, sino que bajara al fango y nos acercara —españolitos, ¿cómo vendremos al mundo?— el sexo desde una perspectiva real, con sus misioneros, sus vibradores y sus swingers. La imaginación es el motor de Sexografías; las fantasías, puntualizamos, que Gabriela Wiener realiza y escribe con rigor notarial.

«Lois», asegura la autora en su casi carta de amor a la novia de Superman, «es una reportera dispuesta a dar la vida por una buena historia, incluso si el precio es convertirse en su malograda protagonista (exponiéndose al ridículo más humillante) y otro debe escribirla y llevarse la palma». Es decir: que si Wiener ruega ser stripper y el gorila del local la expulsa del escenario, no se ahorra especificar la parálisis que provocó el fracaso, ni su vergonzante salida a la calle. Tampoco escatima ningún detalle sobre su experiencia como sumisa por un día, mitad placer y mitad expiación. Cuando Lady Monique la azota recuerda, por ejemplo, «todas las veces que practiqué la sumisión con mis parejas de cama».
Donando óvulos para un máster
Sexografías engancha porque alguien late al otro lado de la página; porque los datos biográficos que nos desvelan en la solapa coinciden con los de la narradora, Gabriela, que dona óvulos para conseguir pagar un máster, se encierra en un cuarto de baño parisino porque el dolor físico —necesita sacarse la leche del pecho— y el psicológico —ha dejado a su bebé en Barcelona— pueden con ella. Llámese Nuevo Periodismo, llámese gonzo, nuestro voyeurismo nos impide frenar la lectura: ¿se convertirá en la séptima esposa del gurú polígamo Bandini?, ¿logrará que la ayahuasca le depare un buen viaje?, ¿sucumbirá a los encantos de Nacho Vidal?...

Pero Sexografías es algo más que un libro sobre sexo. Es más: el papel de las relaciones sexuales a una, dos o tres bandas es secundario. «El sexo es un pretexto para profundizar en temas de género, de la condición femenina, de los límites, incluidos los míos propios, al ser experimentos de inmersión». En Trans, quizá el reportaje más emocionante —junto con While you were sleeping, o cómo es posible reflexionar en castellano sobre la maternidad—, se nos muestra a la peruana Vanesa —antes Melvin— prostituyéndose en Le Bois de Boulogne, tras contarnos su periplo hasta Europa y todo cuanto deja en Lima. Porno casero, tuning, cerdos que se aparean.
Gabriela Wiener nos muestra, con un pulso de dominatrix narrativa, aquello que existe pero nuestra moral oculta.
Melusina / 220 páginas / 17 euros

martes, 26 de agosto de 2008

Consejera sexual

Desde que me entrevistaron el domingo pasado del programa "A vivir que son dos días" de la Cadena Ser he recibido algunos correos de gente majísima que me pide consejos a cerca de su vida sexual. Parece ser que doy la impresión de ser alguien que cumple sus fantasías y ayuda a otros a cumplirlas y eso es algo que muchas personas desearían para sí mismos. Yo he insistido en que no soy nadie para ir enseñándole a la gente cómo hacer de su cama un lugar más feliz. Sólo soy una escritora pervertida!

Una entrevista muy PL



(parece que no tuviera problemas de ego pero sí los tengo)

sábado, 23 de agosto de 2008

A propósito de Rusia...



He escrito un post nostálgico en mi Blog de Clubcultura.


Fragmentito:

El Cocodrilo Gena
19/08/2008
En la Lima de los ochenta estudié la primaria en un colegio pro-soviético con nombre de prócer antigamonalista. Se llamaba Atusparia, una especie de Túpac Amaru renacido que luchó por los derechos del campesino y al que le cortaron las simbólicas trenzas como a un Sansón andino. Recuerdo el retrato al óleo de Atusparia, todavía con trenzas y poncho, coronando la oficina de la directora del centro y madre del niño del que estábamos inútilmente enamoradas mis amigas y yo. No sé cómo llegaron a conjugarse las reivindicaciones indígenas y la utopía bolchevique en un solo proyecto educativo pero lo cierto es que nosotros estábamos allí para contribuir a la lucha de clases. Entre las asignaturas obligatorias contaban por supuesto el ruso, el ajedrez y las danzas folclóricas. Me pasé toda la primaria bailando el carnaval de Canas, memorizando partidas de Kasparov y cantando temas revolucionarios pañuelo rojo al cuello y puño en alto. Mi destino más que inminente era algún día seguir estudios en la URSS.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Ayer saqué a mi amigo del armario en un diario de tirada nacional

Mi esposa es la mar, mi amante es mi capitán
Sexografías. El País.

Gabriela Wiener 19/08/2008


Éste es un viaje a través del armario. Otra manera de salir de vacaciones. Hace unos días fui en busca de un amigo peruano que llevaba algunas semanas veraneando en una pequeña ciudad francesa. Aunque nada me aseguraba que B me iba a confesar por fin su tácita homosexualidad, le llevé de regalo Querelle de Brest, de Jean Genet: "Mi esposa es la mar; mi amante es mi capitán". En esa bárbara novela, Genet describe la redención sodomita de un marinero asesino. B y yo hablamos mucho sentados a la orilla de ese mar que para Genet evoca el amor y el deseo entre hombres y terminamos en una discoteca cavernaria bailando con negros inmensos y hablando de sus penes.


Ayer lo encontré en el chat. Está de vuelta en Lima y con una depresión de caballo. No sólo por el síndrome posvacacional, también porque ha vuelto a ser ese "maricón, cholo y feo que busca sexo", en una ciudad en la que ser todas esas cosas juntas es peor que una maldición. Es el viaje de regreso al armario, uno oscuro y lleno de ropa sucia.

Me cuenta su día: va a ver El caballero oscuro y al volver se conecta a Internet para buscar tíos. Uno que dice estar bien dotado va a su casa. Mi amigo le da de comer. En la habitación de al lado está el padre de B durmiendo. B vive todavía con su padre y folla con lo que logre pillar en su habitación, por eso tuvo que poner hace poco un cerrojo en la puerta. A B, que es un treintañero y refinado políglota, le gusta estar con hombres altos, blancos, como la pareja de millonarios con los que ligó en esa ciudad francesa, al lado del mar, y que lo querían para hacer un trío por ser moreno y bajito. Pero donde vive nadie con esas características le sigue el rollo. Nadie es más racista con B que él mismo. Cuando el tío se va intenta dormir, pero como no puede se masturba hasta cuatro veces.


B dice que lo hace por ansiedad. Odia tener sexo con tíos que ni siquiera le parecen simpáticos, mientras sueña con el becario hetero de su oficina. Dice que esta vida lo va a matar y yo también temo que así sea: "No encuentro nada y estoy cada vez más neurótico y con ganas de llorar, como ahora. Voy a comer y a hacer reír a la gente de mi oficina para dar la impresión de que soy un tipo feliz", leo que ha escrito hace 20 minutos mientras yo atendía algún asunto de mi doméstica felicidad.
Aquella tarde recuerdo que estábamos sentados frente a una laguna artificial en medio de un condominio de casas blancas. Todavía puedo ver la imagen del hermoso marinero de la portada del libro de Genet aparecer en el instante en que él arranca el papel de regalo y me mira a los ojos como diciéndome "perra".
Gabriela Wiener es autora del libro Sexografías (Melusina, 2008).


lunes, 18 de agosto de 2008

Hablan las freaks

Soho, la revista colombiana que apuesta por tetas en la portada y periodismo narrativo en el interior, ha llegado a su edición número cien y lo celebra, cómo no, jugueteando: Una relectura en clave erótica y humorística de la historia del arte y una orgía de firmas en formato de lujo que me acaba de traer el cartero. El secreto de Soho es, además de calatear famosas, entrar con ironía, hacer combinaciones imposibles de historias y personajes, pedir a sus colaboradores desnudos, confesiones, arrebatos. Daniel Samper, su director, cómplice y padrino de los nuevos cronistas de indias (lo idolatramos) comparte por primera vez con los lectores las cincuenta convicciones de Soho: "El temperamento editorial de Soho es vivencial: que la firma viva el mundo que narra", dice Daniel y fiel a ese mandamiento ha publicado en este número un apartado titulado "Señales particulares", en el que cinco chicas escribimos sobre algo habitualmente inconfesable, sobre todo para una mujer: un "defecto físico", eso que hace que las malas personas se burlen de ti y las buenas te digan que eso "te hace única". No sé qué es peor.

Josefina Licitra, Premio FNPI del 2005, ha sido capaz de construir un perfecto testimonio sobre su rostro, su "cara distinta", tan delicado como violento y deliciosamente resentido, lo que me convence y me conmueve. Josefina revela las torturas a las que fue sometida la cara con la que nació y da las señas de sus enemigos, los cirujanos, de hecho casi les lanza amenazas de muerte: "¿Exagero?"- dice Jose-. "Prueben vivir con una sola oreja". Guadalupe Nettel habla del lunar que tenía en la córnea del ojo y del paisaje de la infancia visto con un ojo parchado. Lo de Ena Lucía Portella es un testimonio sobre el mal de parkinson que padece desde los 20 años, en tanto Graciela Mochkofsky cuenta cómo descubrió su aritomanía: una obsesión patológica por enumerarlo todo. Mi testi que orginalmente titulé "Yo fui una freak pero me operé" y que aparece en Sexografías ha sido aquí rebautizado jocosamente como "4 pezones", seguro que porque la idea de cuatro pezoncitos es más sugerente que la de una excedencia de mamas o de glándulas, que es (era) la cruel realidad. Tecnicismos aparte, me siento en la obligación de aclarar que nunca he tenido más de dos pezones, pero qué pezones.



Posdata: A día de hoy en mi sitio en Club Cultura todavía siguen apareciendo comentarios de personas que sufren de algún tipo de polimastía (más de dos mamas en el ser humano) y veo que por momentos el blog hace las veces de foro y mi texto de mensaje de autoayuda, sin que jamás me lo haya propuesto, pero tampoco me molesta.

jueves, 14 de agosto de 2008

Vacaciones en el mar

Columna Sexografías
El País
GABRIELA WIENER 14/08/2008
Últimamente soy blanco del bombardeo de e-mails que me animan a participar en cruceros para solteros. Hija de mi generación, cuando pienso en estos periplos en barcos de lujo viene de inmediato a mi mente la obertura de Vacaciones en el mar: los rostros lelos de los integrantes de la tripulación, los pasajeros -por lo general protagonistas de serie B, galanes de medio pelo o estrellas en decadencia- y, claro, el inconfundible "love, exciting and new" que abría el tema central de la serie.

Así que cuando mis ojos se posan nuevamente sobre el ordenador colonizado de fórmulas como "medias naranjas" y "noches de salsa" o "criterios de afinidad", tengo que hacer un enorme esfuerzo para volver al siglo XXI, a las toneladas de spams que te ofrecen "camisetas personalizadas para todos los que reserven su pasaje ya mismo a las islas griegas" y al turismo porno pos-Michel Houellebecq. Entonces me pregunto cómo sería el paraíso "todo atrezao" -según el axioma burtoniano de La Hora Chanante- del verano comandado por el capitán Stubing si el crucero del amor hubiera surcado estos mares de la sexualidad contemporánea. ¿Serviría el barman cócteles afrodisiacos mientras la anfitriona conduce al personal a la sala de intercambio de parejas? ¿Atendería "su médico a bordo" uno que otro infarto inducido por sobredosis de Viagra? ¿Se follaría el capi todo lo que se meneara -nunca mejor dicho- en su barco? ¿Todos contra todos y al abordaje? Ah, el futuro ya no es lo que era, como dicen.

Hoy los prometidos cruceros para solteros lejos de convocar a la canalla del sexo puro y duro se repletan de singles en camisas de polo y/o lencería con encaje, en el mejor de los casos, y en el peor, de politoxicómanos asiduos a la barra libre. Si no me creen, les dejo aquí algunas definiciones necesarias: "El viajero single suele rondar la treintena, se halla en su cénit profesional, tiene una renta per cápita superior a la media y acostumbra a viajar fuera de temporada". Y más: un crucero para gente sola es una construcción contradictoria en la que te hacen descuentos por llevar a "más de tres amigos" y te cobran un pequeño cargo por la habitación "si viajas solo". Y mi dato objetivo favorito: la prometedora web viajayliga.com, cuyo discreto subtítulo reza "... o viaja, diviértete y haz amigos". ¿An open smile in a friendly shore?
La carne es débil y la nostalgia, fuerte, y al final tengo que admitir que mientras mando a la papelera todos esos e-mails repletos de fotos embusteras, no puedo evitar visualizarme en medio de esas cubiertas cubiertas de gente descubierta, ese mar de papel cuché y esas costas doradas por el Photoshop, con mi traje de marinerita y mirando con ojos de amor el bronceado torso de un asexuado seductor de cartón piedra. Y todo atrezao.

Tirarse a la piscina

Columna Sexografías. El País.
Gabriela Wiener 11/08/2008
En la piscina de mi barrio pasan cosas extrañas. De un tiempo a esta parte no dejo de pensar en algún misterio gordo escondido bajo sus aguas celestes, como en la piscina de Cocoon. Es inevitable pensar en un nido de extraterrestres viéndolos ahí, sumergidos hasta el cuello, a la vista sólo sus pequeñas cabezas de siliconas y sus antifaces de Aquaman. Son los bañistas de polideportivo, seres despersonalizados por sus trajes de baño y sus movimientos rítmicos, flotando en su elemento como fideos en una sopa. Por eso mi incredulidad al descubrir que estas criaturas no son asexuados, sino que están aquí aposta para lanzarse miradas de 50 metros planos, para hacer exhibicionismo submarino y perderse en el laberinto de vestuarios y duchas con una pequeña toalla como único escudo.
No hace falta más que hacer una breve tipología del bañista de barrio: a) El entrañable chulopiscinas. b) Las viejitas del aquagym mirando embelesadas al monitor de turno. c) El gay ligón en mini slip. Y d) La tía regia que se mueve como si fuera Ludivine Sagnier en The Swimiing Pool. ¿Qué tienen las piscinas que son tan favorables al ligoteo? ¿Tiene el cloro propiedades afrodisiacas? ¿Por qué se ruedan tantas escenas porno en estos depósitos de agua? ¿Por qué en Gran Hermano siempre hay una alberca y una pareja follando? ¿Por qué existe el Kamasutra de piscina? ¿Es verdad que los tíos meten sus penes en los skimmers?

Analicemos una vez más la respuesta de Woody Allen a la pregunta "¿Es sucio el sexo?". Respuesta: "Sólo cuando se hace bien". Me parece un principio básico, por eso no entiendo cuál es el sentido de hacerlo con tanta agua alrededor. Salvo que estés en un charco fangoso, el agua evoca higiene y es contraria a los factores de olor, sabor y tacto. Que alguien si no intente embuchar algo sin olerlo o probarlo antes. Ni qué decir de la omnipotencia del agua en menoscabo de ese antídoto contra las fricciones lastimeras llamado lubricación natural: los fluidos íntimos son como los ríos que van a dar a la piscina, que es el morir.

Pero no hay que decir de esta agua no beberé. Argumentos a favor del sexo piscinero: es la síntesis perfecta entre lo municipal y lo individual, una actividad colectiva con derecho a roce. La piscina es una gran cama pública climatizada y el agua una sábana transparente que deja entrever, adivinar o deducir (infinitivos muy eróticos) que lo de la superficie no es nado sincronizado. Una razón final es la sensación de ingravidez y la confianza que da el agua como red amortiguadora, perfecta para trapecistas y aficionados a poses que en tierra firme serían sinónimo de fractura. Advertencia: no intentarlo en la bañera.

Gabriela Wiener es autora de Sexografías (Melusina, 2008).

miércoles, 13 de agosto de 2008

Sexografías este domingo en la Cadena Ser


Entrevista a las 11:30 am para la sección Ocio.